Desde una llama humana y pasional, emerge el reflejo de nuestra propia sombra
-aquella que sin luz, no existiría-.

.:::. Hay quienes dicen que la verdadera luz es transparencia, por lo que no puede ser reflejada; ya que es todo y nada, a la vez .:::.

Este fuego humano, mundano y finito. Fuego denso, corpóreo. Peligroso y sustancioso: ES reflejo y REFLEJA. . .
Y es la huella de la transformación del ardor, causado por su espejada condición, la que va trazando el rumbo:
forjando el aprendizaje.

jueves, 6 de enero de 2011

tratado de orillas.-




El alma reluce
y es un río.
El cuerpo está
hecho de orillas.
Náufragos del río,
las pasiones.
Filo transparente,
la ribera.

Puentes a infinitos,
las orillas;
siempre que comprendan
la no forma.
Y dejen que el río
las modele;
y entiendan, del río,
los pulsares.
/La imagen de su centro;
transparente,
el molde nunca hecho
de sus aguas./