
Esta lluvia
es como
un desgarro,
o
Una dulce
y lenta
tortura.
Cae serena
aunque
punzante.
Copiosa e
imponente.
Cae tan
rotundamente
que no deja
huella;
porque es
toda huella.
Horada
Y vacía.
Desnuda
sin tregua.
Nos deja parados
en el medio
de nosotros
mismos,
cargando el peso
de nuestra propia
piel;
la misma que
va arrancándonos
lentamente.
Estamos solos
frente
a la
lluvia.
Estamos solos.
Siempre estamos
solos.
Estamos solos,
hasta que
nuestra desnudez;
deje de
caer encima nuestro:
y el peso
desaparezca.
Solos,
hasta
lograr entender
esta lluvia
como una parte nuestra
(ausente de bordes)
y saber que
quien horada,
es también
lo horadado.
Saber que
agua y piel
son
parte
de la misma
mezcla.