Desde una llama humana y pasional, emerge el reflejo de nuestra propia sombra
-aquella que sin luz, no existiría-.

.:::. Hay quienes dicen que la verdadera luz es transparencia, por lo que no puede ser reflejada; ya que es todo y nada, a la vez .:::.

Este fuego humano, mundano y finito. Fuego denso, corpóreo. Peligroso y sustancioso: ES reflejo y REFLEJA. . .
Y es la huella de la transformación del ardor, causado por su espejada condición, la que va trazando el rumbo:
forjando el aprendizaje.

jueves, 15 de abril de 2010

aGua y piel .-


Esta lluvia
es como
un desgarro,
o
Una dulce
y lenta
tortura.

Cae serena
aunque
punzante.
Copiosa e
imponente.

Cae tan
rotundamente
que no deja
huella;
porque es
toda huella.

Horada
Y vacía.
Desnuda
sin tregua.

Nos deja parados
en el medio
de nosotros
mismos,
cargando el peso
de nuestra propia
piel;
la misma que
va arrancándonos
lentamente.

Estamos solos
frente
a la
lluvia.

Estamos solos.

Siempre estamos
solos.

Estamos solos,
hasta que
nuestra desnudez;
deje de
caer encima nuestro:
y el peso
desaparezca.

Solos,
hasta
lograr entender
esta lluvia
como una parte nuestra
(ausente de bordes)
y saber que
quien horada,
es también
lo horadado.


Saber que
agua y piel
son
parte
de la misma
mezcla.