
La vida es
pura entrega.
Es toda
caída.
Estamos siempre
parados ante la
intemperie
/Desnudez absoluta-
Vértigo a flor
de piel/.
Y cada día
/cada instante/
vestimos
esa desnudez
con un ropaje
distinto:
La camuflamos.
Pero es solo ropaje.
Las telas se
rasgan;
se desintegran.
Son pendulares,
inconstantes.
Crean superficies
desde su mutación,
desde su color,
su textura.
Lo único permanente
es la desnudez.
Lo único real
y objetivo.
Eterna apertura
la de estar
desnudos.
Vivir
es calar
el vacío.