Desde una llama humana y pasional, emerge el reflejo de nuestra propia sombra
-aquella que sin luz, no existiría-.

.:::. Hay quienes dicen que la verdadera luz es transparencia, por lo que no puede ser reflejada; ya que es todo y nada, a la vez .:::.

Este fuego humano, mundano y finito. Fuego denso, corpóreo. Peligroso y sustancioso: ES reflejo y REFLEJA. . .
Y es la huella de la transformación del ardor, causado por su espejada condición, la que va trazando el rumbo:
forjando el aprendizaje.

miércoles, 30 de junio de 2010

descarnados tOtales.-


El grito. Mónica Azamis Forti






Cansada de mi.Del murmullo de mi cabeza.De mis lugarescomunes.De mis gestos,mis maneras.Mis patrones regulares.Mis vicios.Cansada de mis reincidencias.De la manera en la que me entrego,me pierdo.De la forma que vuelvo a tomar,la que recobro cada día;
aún sabiéndome con cada sol:
virgen
amorfa
y
recién nacida.



No existe
la muerte
incompleta.

Toda manifestación
madre;
germinal,
debe ser plena.

La vida tampoco
puede ser incompleta.

No se puede andar
a medias
pretendiendo
convertir
lo falso en real.
Lo inconsciente
en consciente.
Lo incompleto
en verdadero.

Debo morir cada noche,
y renacer al alba.

Pero no hay renacimiento
aislado de la novedad.

No hay muerte
verdadera
si no se cortan
las raíces.

Ni siquiera se trata
de reinventarse.

Se trata de incinerarse,
aniquilarse,
borrar rastro.

No dejar huella.

Para amanecerse
ajeno y desconocido.

Para no envejecer,
frente al espejo,
la misma cara repetida.

Para poder ser otro
virgen
nuevo
vacío
receptivo

sin que los
fantasmas
del pasado

obstruyan
el proceso

de la comprensión

y demoren
el aprendizaje.