Desde una llama humana y pasional, emerge el reflejo de nuestra propia sombra
-aquella que sin luz, no existiría-.

.:::. Hay quienes dicen que la verdadera luz es transparencia, por lo que no puede ser reflejada; ya que es todo y nada, a la vez .:::.

Este fuego humano, mundano y finito. Fuego denso, corpóreo. Peligroso y sustancioso: ES reflejo y REFLEJA. . .
Y es la huella de la transformación del ardor, causado por su espejada condición, la que va trazando el rumbo:
forjando el aprendizaje.

martes, 6 de julio de 2010


Ramas II Cardesin



El olvido
es un
sendero blanco,
y se recorre
estando
quieto.
De pie.
Inmóvil
/mientras todo
sigue girando/.
Es un desierto
de sal
que barre las
huellas,
borra los nombres.
Cubre las manos.
Cierra los ojos
y canta
las melodías
del nunca.
Las canciones
de nadie:
dejando su sonido
suspendido
en el espacio
insondable
del destierro.
En el susurro
helado
de lo ya muerto
y vacío
de todo gesto;
de todo anuncio
vital
fuerte y perenne.
Vacío de aquello
que permanece
más allá de toda
forma.