
¿Dónde?
¿Detrás de mi?
¿Dentro de mi?
/¿Por fuera?/
¿Dónde?
Este sendero
helado por nieves
eternas;
cubierto de desgarro,
/de despojo/;
sigue su ruta
y, sin embargo,
está cargado
de desconcierto.
Si busco reflejos,
me reconozco ajena.
Desconocida.
Invierno de sombras,
este ahora,
me obliga a escurrirme
dentro de lo no mirado.
Sentenciando mi duelo.
¿Cómo desdibujarme,
dentro del dibujo?
O más, aún:
¿cómo desdibujarme
si desconozco
mi verdadera forma,
y niego lo poco que de ella
puedo divisar?
Este proceso de desintegración
no tiene retorno.
Es puro vértigo,
pura caída.
Veloz, ágil,
impía.
No hay elección.
Se refleja la luna
en el filo de los cuchillos
ansiosos por dar corte,
y ya no me resisto.
Bebo la plata acuosa
de los filos.
Incorporo las sombras,
y las despido.
Cortar.
Matar.
Seguir.