
Él y yo
somos lo mismo.
(Y sin embargo
le temo)
Sus brazos plumas.
Mis manos alas.
El aire como necesidad
y anhelo.
Él y yo somos lo mismo.
Pero cada tarde;
cada mañana,
su mirada inquisidora
desde la ventana:
Su reclamo agudo,
su punzante marcha;
Me dividen.
Y lo amo
tanto como lo odio.
Le temo,
tanto como lo añoro.
/Él y yo somos lo mismo./
Y me amo,
tanto como me odio.
Me añoro,
tanto como me temo
y me olvido
de mi misma
y de que
él y yo
somos lo mismo.