
Hay un camino
del que
no se vuelve.
Una consciencia,
un saber
ineludible;
que aterra.
Que ataca
directo
a la cordura.
Su sola idea
hace temblar
los pasos.
Pero no hay vuelta.
Una vez incorporado,
no hay retorno.
Es la lucha,
o la locura.
La Fe
o una muerte
lenta
oblonga
y silenciosa.