Desde una llama humana y pasional, emerge el reflejo de nuestra propia sombra
-aquella que sin luz, no existiría-.

.:::. Hay quienes dicen que la verdadera luz es transparencia, por lo que no puede ser reflejada; ya que es todo y nada, a la vez .:::.

Este fuego humano, mundano y finito. Fuego denso, corpóreo. Peligroso y sustancioso: ES reflejo y REFLEJA. . .
Y es la huella de la transformación del ardor, causado por su espejada condición, la que va trazando el rumbo:
forjando el aprendizaje.

jueves, 4 de febrero de 2010

Después de la lluvia . . .



Un desierto de nubes
se apoderó del cielo.
Médanos grises
e imponentes,
ofrecen un suelo
invertido,
tremendamente bello.

Todo baila la danza
de la vida.

Acaba de llover
y ambos suelos
están húmedos.

Los aromas frescos
de la novedad,
son una redundancia.