
El miedo es un olvido.
Uno solo.
El de uno mismo.
El mar presenta
constante
batalla
y, desde sí,
lanza sus látigos blancos.
/Desde sí
pero sobre si/
Volviendo
siempre
a la matriz
de su tormenta.
Gimiendo desde su
centro más profundo,
-antes
de exteriorizar
el grito-.
Hallar el eje.
Recordarlo,
Y volver a él:
es el secreto
de la
inmutable
persistencia.