
El viento
es un testigo
del tiempo
de los tilos.
Los circunda,
los modela,
penetra las hendiduras
de sus ramas.
Acaricia los surcos
de su corteza.
Fluye
rauda y sensualmente,
entre el contorno
de sus hojas.
El viento cala
los bordes,
Estremece
cada latido
de vibración verde.
Dibuja, recorre.
punza,
juega.
Brota desde el todo,
y ebulle su pulsión incesante:
sin tregua.
El viento
es un testigo
del tiempo.
Los tilos
lo saben,
y se entregan.