Desde una llama humana y pasional, emerge el reflejo de nuestra propia sombra
-aquella que sin luz, no existiría-.
.:::. Hay quienes dicen que la verdadera luz es transparencia, por lo que no puede ser reflejada; ya que es todo y nada, a la vez .:::.
Este fuego humano, mundano y finito. Fuego denso, corpóreo. Peligroso y sustancioso: ES reflejo y REFLEJA. . .
Y es la huella de la transformación del ardor, causado por su espejada condición, la que va trazando el rumbo:
forjando el aprendizaje.
-aquella que sin luz, no existiría-.
.:::. Hay quienes dicen que la verdadera luz es transparencia, por lo que no puede ser reflejada; ya que es todo y nada, a la vez .:::.
Este fuego humano, mundano y finito. Fuego denso, corpóreo. Peligroso y sustancioso: ES reflejo y REFLEJA. . .
Y es la huella de la transformación del ardor, causado por su espejada condición, la que va trazando el rumbo:
forjando el aprendizaje.
miércoles, 24 de febrero de 2010
tEstigo .-
El viento
es un testigo
del tiempo
de los tilos.
Los circunda,
los modela,
penetra las hendiduras
de sus ramas.
Acaricia los surcos
de su corteza.
Fluye
rauda y sensualmente,
entre el contorno
de sus hojas.
El viento cala
los bordes,
Estremece
cada latido
de vibración verde.
Dibuja, recorre.
punza,
juega.
Brota desde el todo,
y ebulle su pulsión incesante:
sin tregua.
El viento
es un testigo
del tiempo.
Los tilos
lo saben,
y se entregan.