
Él me habló
de la brisa
post crepuscular.
La que agita
los árboles,
casi
imperceptiblemente,
anunciando la noche.
Él me habló de los presagios.
/Del sonido hueco
de la muerte.
De la flor radiante
de la vida./
Del cambio;
que conjuga
oquedad
y luz.
Y siendo
esencia germinal
y motora;
agita los árboles
en la
(infaltable)
brisa
inmediata
al fin
del crepúsculo.