Los días espejo
me dejan
sin cara.
Si me busco
a mi misma,
aún no logro
encontrarme:
no me reconozco.
Tan solo me veo
en la cara de los otros.
/Me siento superpuesta/
Me encuentro simultáneamente
en el gesto ajeno.
En maneras,
en procederes,
que me dejan
perpleja.
Atónita.
Inactiva.
Implícita.
Tácita.
Los días espejo
me dejan sin rostro.
Más cuando logre
reconocerme;
cuando logre
en un día espejo,
ver mi cara reflejada.
Ya no será,
entonces,
mi cara.
Sino la cara de todos.
Con la salvedad,
que para entonces,
no hallaré diferencia . . .