Desde una llama humana y pasional, emerge el reflejo de nuestra propia sombra
-aquella que sin luz, no existiría-.

.:::. Hay quienes dicen que la verdadera luz es transparencia, por lo que no puede ser reflejada; ya que es todo y nada, a la vez .:::.

Este fuego humano, mundano y finito. Fuego denso, corpóreo. Peligroso y sustancioso: ES reflejo y REFLEJA. . .
Y es la huella de la transformación del ardor, causado por su espejada condición, la que va trazando el rumbo:
forjando el aprendizaje.

miércoles, 13 de enero de 2010

cHIspas

Inmersa en un río
de colores;
me mantuve suspendida
-solo un rato-.
Halos de luces paralelos,
oficiaban
de sustento.

Todo podía ser cierto.

Y hasta el paso más firme,
podía significar
un alto vuelo.