Durante siglos se habló de la "quietud del sabio".
Y desde hace siglos que almas inquietas la cuestionan.
Yo también la he cuestionado.
Sin embargo, hoy entiendo
que dicha quietud no es más que recepción,
aceptación, apertura;
y alegría.
Y que la danza ansiosa
del alma inquieta;
no es otra cosa que
la falta de madurez
y el exceso de vanas pretensiones,
del espíritu impaciente
que malgasta su energía.
La quietud es el único camino posible.
(Y no se trata de resignación.
-No hay en ella más que astucia
y sabiduría-)