
Quizá atardezca otra vez
la llaga,
la herida abierta.
Quizá,
otra vez,
la tarde
se despliegue como
un pubis ensangrentado.
Como una lágrima
de sangre madre.
Quizá atardezca
y la herida
supure puertas.
Aberturas.
Y todas las dimensiones
se pongan de manifiesto.
Y sea,
ese nacer desde el dolor,
la única forma de dar vida.