
Un viento nocturno
irascible;
arrastra
allí fuera,
la piel de las sombras.
Yo bailo desnuda
la música que el viento grita,
y en cuyo centro traslada
su poder ancestral.
Yo bailo
dejando que esa música
me fecunde,
y despoje de mi
toda ilusión.
/Absorbo de ese canto
el antiguo
y eterno
conocimiento.
El registro sagrado
de la fuerza terrena./
¡Oh viento bendito!
¡Poder devastador!
Te entrego mi piel
como ofrenda.
¡Recórrela!
¡Modélala!
¡Arráncala!
Despójame de toda terrenalidad;
para saberme
en carne viva;
bajo esta noche
de barro y plata,
Profundamente Terrena.