Desde una llama humana y pasional, emerge el reflejo de nuestra propia sombra
-aquella que sin luz, no existiría-.

.:::. Hay quienes dicen que la verdadera luz es transparencia, por lo que no puede ser reflejada; ya que es todo y nada, a la vez .:::.

Este fuego humano, mundano y finito. Fuego denso, corpóreo. Peligroso y sustancioso: ES reflejo y REFLEJA. . .
Y es la huella de la transformación del ardor, causado por su espejada condición, la que va trazando el rumbo:
forjando el aprendizaje.

miércoles, 13 de enero de 2010

el RITO y la Ofrenda


Un viento nocturno
irascible;
arrastra
allí fuera,
la piel de las sombras.

Yo bailo desnuda

la música que el viento grita,
y en cuyo centro traslada
su poder ancestral.

Yo bailo

dejando que esa música
me fecunde,
y despoje de mi
toda ilusión.
/Absorbo de ese canto
el antiguo
y eterno
conocimiento.
El registro sagrado
de la fuerza terrena./

¡Oh viento bendito!
¡Poder devastador!

Te entrego mi piel
como ofrenda.
¡Recórrela!
¡Modélala!
¡Arráncala!

Despójame de toda terrenalidad;

para saberme
en carne viva;

bajo esta noche
de barro y plata,

Profundamente Terrena.