Una luna creciente
y roja
se asoma,
intensa.
Tandil es una mano
abierta
fuerte y amable,
que me invita
a despedirme de
la ilusión.
Un viento de lluvia
bordea
la incipiente
noche.
Pronto,
el agua lavará
el sendero
y se llevará
los últimos restos
de aquella que fui.