"Siempre te estás acercando", me dijo un amigo, una vez . . .
Cierto, pensé. Entonces no existe, en verdad, contradicción.
El germen de la vida está contenido en comprender que todo es nada, y nada es todo.
Y contrariamente a la primer reacción intelectual al encontrarnos con esta afirmación,
el comprenderla intrínsecamente, no habla de una disociación, sino de una amalgama.
Siempre me estoy acercando, pero si trato de hacerlo; me alejo.-
Porque no me acerco desde el pensar. Porque no llego a la nada, desde el todo, pensando.
Ni viceversa.
La razón impone órdenes jerárquicos. Realiza comparaciones. Porque esa es su naturaleza
de ser. Y tampoco se trata de dejarla de lado, tomando actitudes divisionistas.
Tanto es así, que si nunca pienso en este entramado de relaciones, tampoco podría nunca llegar a comprenderlo. Ambas partes deben fusionarse para lograr una trascendencia.
Si pienso me alejo, y al hacerlo me acerco. No hay contradicción. Hay un todo, y sus partes. Extremos unidos. Opuestos iguales.-
"Me doy cuenta que no existe el camino de regreso.
Aún cuando vuelves sobre tus pasos, en esta vida, todos los caminos son de IDA"
KASBAH